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Ventajas del uso de pavimentos prefabricados de hormigón respecto a los de piedra natural

En la elección de un pavimento de exterior para grandes superficies hay una serie de aspectos fundamentales a tener en cuenta: su resistencia mecánica; su resistencia a variaciones térmicas, especialmente en climas de carácter continental con inviernos fríos y veranos calurosos; la complejidad y coste de fabricación y colocación; su resbaladicidad; la vida útil del producto y su posterior manipulación una vez colocado; la incorporación de materiales reciclados y reciclabilidad del producto; y la capacidad de un producto de aportar propiedades complementarias a un pavimento convencional como pueden ser propiedades descontaminantes, auto-limpiantes o drenantes.

Resistencia mecánica: tanto los pavimentos de hormigón prefabricado como los solados de piedra natural ofrecen buenas prestaciones cuando son sometidos a distintas cargas y frecuencias de tráfico rodado. Los pavimentos prefabricados de hormigón ofrecen una mayor versatilidad en este sentido, pues se fabrican de manera más eficiente en una mayor gama de espesores que se adaptan a las cualidades de cada proyecto permitiendo, en determinadas circunstancias, el paso de mayores cargas de tráfico y la mejor absorción de las posibles imperfecciones en la realización de la base del solado.

Resistencia a variaciones térmicas: en este aspecto, los pavimentos de hormigón prefabricado ofrecen unas mejores prestaciones que la piedra natural, pues esta última tiene más porosidad y absorbe la humedad con más facilidad, por lo que, a bajas temperaturas, la piedra puede agrietarse y romperse debido a la heladicidad.

Economía y producción: los pavimentos prefabricados de hormigón son notablemente más económicos que los de la piedra natural. Los procesos y plazos de producción son mucho más ágiles, pues los pavimentos prefabricados de hormigón se fabrican mediante una amplia gama de moldes que facilitan la adaptabilidad de los pavimentos en cuanto a formatos. Los pavimentos de hormigón ofrecen múltiples acabados y colores gracias a la composición de estos. En el caso de los pavimentos de piedra natural, los acabados que ofrecen las canteras tienen un condicionante geográfico determinante, haciendo que, en muchos de los casos, sea necesario un transporte muy largo, costoso y, por ende, contaminante, para obtener unas propiedades determinadas. Además, su producción por corte hace que las piezas tengan unas tolerancias dimensionales menos precisas que las de hormigón prefabricado.

Complejidad y coste de colocación: los pavimentos prefabricados de hormigón pueden ser colocados de manera rígida (sobre un lecho de mortero) y sobre base flexible (sobre una base de gravillín). Su geometría ofrece una serie de tetones en su perímetro que hace que no sea necesaria el uso de separadores adicionales, normalmente de plástico. Este tipo de pavimentos no requiere de una mano de obra altamente cualificada para su colocación ya que se trata de pavimentos más livianos y uniformes que aquellos de la piedra natural.

Los pavimentos de piedra natural requieren de separadores adicionales para proporcionar juntas de separación entre baldosas. Estos separadores son necesarios para absorber las posibles irregularidades dimensionales del producto, así como para crear trabazón entre las baldosas cuya superficie tiene menos adherencia. Debido a su tipo de colocación y al espesor y naturaleza de este tipo de solados, su colocación requiere de mano de obra cualificada. Todo esto hace, además, que el coste de colocación sea más elevado (entre un 200-300% más) y los plazos de ejecución más dilatados en el tiempo.

Resbaladicidad: todos los pavimentos prefabricados de hormigón de PVT ofrecen una mayor resistencia al deslizamiento y/o resbalamiento de Clase 3, incluso en sus acabados pulidos. En el caso de la piedra natural, dependiendo de su acabado superficial, ofrecen unas propiedades inferiores.

Vida útil del producto y posterior manipulación: ambos tipos de materiales ofrecen una buena durabilidad tanto de sus prestaciones mecánicas como estéticas a lo largo de los años. En relación con la posterior gestión de ambos productos una vez colocados, la posibilidad de colocar los pavimentos prefabricados de hormigón sobre una base flexible facilita la posterior manipulación y reposición de dichos pavimentos, pudiendo realizarse modificaciones de infraestructuras en el subsuelo de la obra a posteriori sin tener que romper las baldosas.

Reciclado y reciclable: los pavimentos prefabricados de hormigón de PVT incorporan hasta un 30% de material reciclado proveniente del propio proceso de fabricación, debidamente testeado y controlado. Estos pavimentos son, al igual que los de piedra natural, 100% reciclables.

Capacidad de aportar propiedades complementarias: los pavimentos prefabricados de hormigón permiten la posibilidad de dotar de propiedades superiores a los solados, especialmente en el ámbito de la sostenibilidad. Pavimentos prefabricados de hormigón descontaminantes como ecoGranic, patentado por PTV, son capaces de degradar mediante un proceso fotocatalítico los óxidos de nitrógeno (NOx), compuestos orgánicos volátiles (COVs) y material particulado (PM). Además, pavimentos prefabricados de hormigón como las gamas ecoGranic o Graniblock+, contienen aditivos con sellantes de tono e impermeabilizantes en profundidad que mejorar el envejecimiento y la limpieza del producto. Por último, pavimentos prefabricados de hormigón drenantes como la gama ecoDraining desarrollados por PVT ofrecen una alta capacidad drenante (100l/m2/min) que permiten la implementación de sistemas urbanos de drenaje sostenible (SUDS).